domingo, 14 de septiembre de 2008

Una poesía

Quise escribir
una poesía
amarré palabras
cogí la brujula de las musas
solté el ancla
de las contenciones
para navegar
con curiosidad
en el mar
de las emociones

Describí
destellos de sol
en labios cortados
lunas acampando
en el cristal de unos ojos
yermos
campos de indecisiones
olvidos superpuestos
a ilusiones

Acampé
entre las nubes y las piedras
y el aire pegajoso
por la humedad
que le escupe el mar
y también
en lluvias suicidas
que al fin son gotas
que corren dulces
entre el pelo
y que deshinchan las estatuas

Después
de enredarme en mil alientos
y desnudar el desconcierto
con la yema
de los dedos
cosí robinsones
a islas plagadas
de tarzanes
y leones
y dentusos
que se comen
las edades

No desistí
de escribir
la poesía
e intimé
con los abrazos
envuelto
en el humo
de las flores incineradas
chupé
del néctar del sudor
que dejan en la almohada
todos los amaneceres

Puse trampas
a triunfadores
quisé hacer
del llanto
un muerto canto
de los cobardes
y a los valientes
les hice coronarse
sin corona
con las risas y los claveles
y los amores
y les avisé también
sobre la dulzura
que envuelve
a ratos
a la prudencia

Pero no me salieron
ni dos versos
seguidos
y mirá que intenté
ser poeta
por un día



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