sábado, 11 de octubre de 2008

Cruje el otoño

Cruje el otoño
en la suela
de mi zapatilla
caen cítricas
gotas de agua
con sal
derrotan los vientos
helados
del sistema
a los Fernández
a los López
a los Buendía

Segundo
anda
segundo
corre
las horas
vuelan
y cae la luna
tropieza el sol
con nubarrones
las emisoras
solo emiten
baladas de números rojos
balanzas crónicas
puñales
metralla
y no suena
ni un slow
para nosotros

Banderas de sombras
con himnos triunfales
acuñan
inseguridades
apalabran
las verdades
numeran
personas
negocian
dignidades

Sinfonías
de lágrimas
reverberan
en los adoquines
de la ciudad
pasan los alientos
dejando un reguero
de caramelo
les siguen
los susurros
y su rastro
frutal

Los barrenderos
desnudan
las aceras
y los niños
rebuscan
siluetas de hojas
en el cemento
la radiante
luminosidad
es ahora
aterradora
palidez
que se deja
su melancolía
en mejillas

Algún asesino
de veranos
anda suelto

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El slow sonará para nosotros, y sino nos los inventamos...
Las economias mundiales con dudas y nosotros con nuestras pequeñas certezas.

Luis Cano Ruiz dijo...

Este poema me ha recordado a algunas canciones de Jorge Drexler. Canciones en las que se dice todo, dejando ver la complejidad que tiene

Un saludo.