Eran tibias, otras sencillas, otras verdaderas, otras fuertes, otras débiles. Las había desgarradoras, cómodas , dispuestas a pasarse horas ,como gotas sobre las hojas, en los pómulos. De dolor, de escozor, de picor, de insolencia, de decencia, de mentira, de tí, de mí. Directas a tus labios, directas a mis ojos. Descansaban en las pestañas, sorteaban algunos caprichos de la carne, las secuestraba tu mano tan severa contra ese mejunge asilvestrado que te empeñaras en que no se derramara.
Eran de plástico azul.
martes, 15 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario